Vivimos una tensa calma en este paraíso donde Dios, usó los mejores pinceles y los más lindos colores para pintar el lugar, pero también donde ese extraño instinto llamado ética y moral, que te susurra lo que está bien y lo que está mal, se ha perdido, y Tú lo sabes muy bien. No tengo que decirte cómo es.
Las personas (muchas de ellas) han perdido el límite de lo permitido. De lo que se puede, de lo que se debe, de lo que está bien o mal. Tú como Madre de Jesús sabes que las madres de aquí tenemos.
Te pido en este corto diálogo, que puedas trasmitirnos tu equilibrio y tu entrega, que puedas darnos la entereza y fortaleza, y más que nada sabiduría ante tanta displicencia por las cosas reales, las que verdaderamente importan. Permítenos con tu interseción recuperar la fe ante tanta desidia.
Madre mía, sé que quien a Ti acude siempre tiene respuesta, te pido que a los turbados des calma, y alivio a los que a Ti con fervor llegan. En tu día que está próximo, concédenos la alegría de la paz.
Sabiendo que puedo contar contigo cuando estoy en aflicción, junto mis manos con fervor y te envío un enorme beso.
Mi devoción por siempre…
Adelita…
(Carta escrita por Adelita Fernández Romañach en junio de 2014, y publicada en la revista Amambay Digital dedicada a la Madre del Perpetuo Socorro)