Las emociones se dieron en el complemento. La primera conquista fue de Mauro Boselli a los 72’, quien a poco de ingresar desde el banco de suplentes daba el primer golpe.
Después, a los 82’ le tocaba a Juan Patiño. Este conectaba un buen centro de Alan Rodríguez, quien cobraba un tiro libre por la banda derecha del ataque local.
Para ambas anotaciones, Cerro Porteño trabajó muy bien la ofensiva. Supo boicotear el que por largos pasajes del partido fue un buen desempeño de cobertura en el fondo decano.
Eso porque entre Diego Polenta y Antolín Alcaraz se repartieron la tarea de despeje, abortando los intentos de Matheus Gonçalves y Robert Morales.
Pero en esas acciones, con oportunismo y un toque de fortuna, Cerro encontró el espacio para someter al debutante Gastón Olveira y sellar el triunfo que le devuelve al Ciclón a la lucha en el campeonato.
Olimpia produjo muy poco en ataque. Marcó bien atrás, pero no tuvo creación ni peso adelante. Sergio Orteman leyó esa deficiencia y recurrió a Ramón Sosa para una mayor profundidad, pero con tanta mala suerte que el juvenil volvió a salir por lesión.
Lo sucedió Derlis González, pero este no aportó nada. Tampoco Jorge Recalde y así, en medio de los nervios que incluso lo dejaron con un hombre menos por la expulsión de Brian Ojeda, el franjeado acusa su primera derrota en la era Orteman en el campeonato casero.
Demás está decir que un clásico es un capítulo aparte y que la victoria, de la forma que se dé reditúa nuevas vibras. Eso le pasa a Cerro, que estaba relativamente rezagado en cuanto a números y desinflado por el empate en Copa en el mismo escenario.
Esta era la ocasión ideal para impulsarse hacia las zonas de vanguardia y una de las últimas. La aprovechó bien porque los momentos que tuvo a favor capitalizó y ahí quitó diferencia, porque en líneas generales, el juego no fue vistoso.
Pero rescata tres puntos que le permiten seguir luchando y obligan a Olimpia a replantearse muchas cosas, porque da la impresión de que flojea y no garantiza resultados óptimos.
