Ese día, los tahashí, como les llamábamos en nuestro guaraní coloquial, eran agasajados bien temprano con un poderoso desayuno consistente en cocido con leche y abundante galleta cuartel, dicho sea de paso, una delicia, y recibían los regalos, preferentemente productos de higiene personal, por lo general cepillos para dientes, jabón de olor Palmolive, crema dental Kolynos, y cigarrillos con y sin filtro, que el día antes les hacían llegar los alumnos de escuelas y colegios.
Finalizado el festín, todos salían de franco hasta las 18:00 horas, hasta ese momento, alumnos de escuelas del 6º grado y de colegios, a partir de 1º al 6º curso, Básico y Bachillerato que hoy llevan otras denominaciones, Educación Básica y Media, ocupaban los puestos de guardias en las instituciones públicas, pero sin fusil, solo con cachiporra, aunque con caras de pocos amigos, al fin y al cabo, en ese momento eran “autoridá”.
En lo que respecta a nuestra ciudad, Pedro Juan Caballero, un grupo de atléticos soldados que prestaban servició en la Delegación de Gobierno y la jefatura de Policía, ofrecían en el estadio “Victoriano Bernal” del club Aquidabán, un show de gimnasia artística y acrobática, siempre ante una muy buena cantidad de público que colmaba la gradería de madera, ya desaparecida, que daba hacia la calle Curupayty, en donde hoy se encuentran el salón social y el polideportivo.
Con la supresión del servicio militar obligatorio en unidades policiales, esta practica también llegó a su fin. Es importante señalar además, que los soldados dependientes de las delegaciones de gobierno utilizaban uniforme de color verde mate, al igual que los alcaldes y sargentos, personal policial contratado que no eran de carrera, aunque previamente recibían la instrucción correspondientes. En cuanto a los soldados de las comisarías, preferentemente Asunción y Central, utilizaban uniformes de color caqui, al igual que los oficiales de carrera.
Redacción Radio Imperio FM