Estamos siempre muy pendientes acerca de cómo le va a otra gente, que hace, cuanto, gana, que come inclusive, será por admiración, por envidia; las razones pueden ser muchas, y no es que esté mal, interesarse en los demás, pero de una manera positiva.
Sucede que en muchos casos les dedicamos incontables horas de nuestro tiempo, en preguntarnos, acerca de lo mal o bien que le va a los demás, como si este fuese el parámetro con el que nos medimos a nosotros mismos, en nuestras fortalezas y debilidades.
Claro que los buenos ejemplos deben ser imitados, y por supuesto que es importante que nos interese como le va a la gente que nos es cercana, pero de una manera positiva, no como para generar resentimientos y hasta odio en muchos casos.
Los sentimientos negativos nos atrasan muchísimo la vida, hasta pueden afectar la salud. Pasamos más tiempo tratando de descalabrar la imagen de una persona, que en construir la nuestra.
Las buenas, como las malas acciones tienen resultados y estos se notan, el que se dedica a superarse como persona, a mejorar su calidad de vida, ayudar a los demás, y tiene una buena actitud es un ganador, y al contrario aquel que se detiene en el camino para buscar errores y estar ahí para ser testigo del fracaso del otro.
No se es mejor poniendo trampas o zancadillas al que avanza, se es mejor procurando, gestionando y teniendo fe en uno mismo, estando seguros de nuestras decisiones, cuando saboreamos el plato que elegimos, tanto que no nos fijamos en lo que pidió el vecino.