Un ejemplo reciente es el caso de una persona que fue enviada de un sector a otro por una simple curación de herida, describiendo la experiencia como ser tratado “como una pelota de pimpón”. Este tipo de situaciones evidencian la crisis en el sistema de salud pública y la urgencia de soluciones.
Los pobladores exigen respuestas al gobernador Juan Silvino Acosta, quien durante su campaña prometió mejoras sustanciales en el ámbito sanitario. Sin embargo, señalan que hasta ahora, las acciones visibles han sido limitadas a actos protocolares y publicaciones en redes sociales.
¿El hospital es solo un escenario para selfies o realmente va a cumplir su función de brindar atención médica digna?, cuestiona un vecino afectado.
La salud pública no puede ser un lujo. La ciudadanía reclama con justa razón una gestión que priorice la vida y el bienestar antes que la apariencia. Las promesas deben materializarse en hechos concretos antes de que la confianza se pierda por comleto.
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