La verdad no inmuniza
2021-10-29
OPINIÓN: Sarampión, viruela, poliomielitis, meningitis, hasta la tuberculosis y la gripe fueron causantes de muertes o malformaciones en miles de personas en todo el mundo por muchos años, hasta que se descubrieron las vacunas y otros métodos de prevención, como siempre el lavado de manos, regla que no escapa en ninguno de los casos.
La verdad no inmuniza

En tiempos más recientes, desde las primeras semanas de nacimiento, hasta los 12 años todos los menores completan esquemas de vacunación para los casos citados arriba, y otros como la hepatitis b, rubeola, y sigue la lista.

Para inscribirles en las escuelas deben presentar sus fichas pediátricas de vacunación, nunca nos quejamos, ni cuestionamos el origen,  ni la marca y menos si las enfermedades que se están previniendo con esas vacunas, fueron creadas intencionalmente para controlar a la población a través de la inmunización.

El único interés que nos movió siempre, fue asegurar que nuestros hijos estuvieran protegidos y con esas prácticas se pudieron erradicar muchas de esas enfermedades, en todo el mundo.

Hasta que en el 2020 nos tocó vivir la experiencia de lo que conocíamos en películas de ficción, como 12 Monos, El jardinero fiel, o Misión Imposible 2 y muchas otras similares, en las que ambientalistas o agentes, intentan evitar que se libere un virus mortal genéticamente modificado.

En todos los casos, ya existía un antídoto que pondría a salvo a los responsables de propagar el virus, hasta que todos los gobiernos del mundo tuviesen la necesidad ineludible de adquirir para garantizar la salud de toda la población.

Podemos coincidir todos, que estas películas más que ficción son denuncias de lo que sucede en el mundo y cómo se manejan las grandes potencias para detentar el poder y acogotar a los  países pobres.

Pero lo que realmente debemos entender es, que conocer la verdad o descifrar lo que sucede no nos hace inmunes, fuimos expuestos intencionalmente tal vez, a un virus mortal y no nos queda otra opción que recibir la medicación que evita las formas graves de la enfermedad.

Es lo único que nos queda para seguir viviendo, haciéndonos cargo de nuestras familias, asegurando que nuestros niños y nuestras familias no tengan que llegar al hospital y en el peor de los casos, como sucedió a millones de personas en todo el mundo, al cementerio.

 



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