Maestra, nuestro primer amor
2022-04-30
En esta fecha en que en nuestro país celebramos el “Día del Maestro”, aunque en otras épocas quienes en su gran mayoría ejercían tan noble profesión eran las mujeres, las Maestras, sin dejar de mencionar que también hubo connotados Maestros, rendimos nuestro sincero a nuestro primer amor, la Maestra, y en la persona de cada una de ellas, a todos los docentes sin distinción de géneros.
Maestra, nuestro primer amor

Recordando viejas épocas, es importante señalar que a diferencia de los tiempos actuales, la palabra Profesora o Profesor, como ahora nuestros niños, adolescentes y jóvenes se dirigen a las maestras o maestros de turno, al dirigirnos a ellas no les decíamos Maestra, de acuerdo a su estado civil les decíamos, Señora o Señorita, Profesor o Profesora era una palabra reservada para el encargado o encargada de Educación Física y Música.

Fuera de lo que era el entorno familiar, la Maestra era la primera persona extraña con quien teníamos contacto y con quien pasábamos al menos 4 horas diarias, de lunes a viernes durante 9 meses. Esa convivencia diaria hacía que entre ella y sus alumnos, aflore un amor puro y sincero, era alguien a quien admirábamos, y aunque muchas veces era ruda y exigente con la cuestión de aseo y la disciplina, cobrando nuestras faltas con una larga regla de madera, con un estirón de orejas, penitencia en un rincón de la clase o castigo en la Dirección ante la Directora, igualmente la adorábamos y terminábamos añorándola cuando debíamos dejarla para pasar al grado siguiente, y con mayor fuerza con el paso de los años.

El poeta Héctor Gagliardi, retrató estas vivencias en su poema titulado “La Maestra”, con el cual rendimos hoy nuestro homenaje a todas las Maestras y Maestros con deseos de mil felicidades en este día.

La maestra

Tan buena como mi vieja y como ella nerviosa, de las que agrandan las cosas y que por nada se quejan.

Tenía entre ceja y ceja esa cuestión del aseo, en lo mejor del recreo revisaba las orejas.

 

Decía que un pajarito al oído le contaba los niños que conversaban cuando salía un ratito.

Y si un grandote de quinto armaba la tremolina parecía una gallina cuando tira los pollitos.

 

Nos tomaba la lección siguiendo el orden de lista y obligaba con la vista a escuchar con atención;

yo era medio remolón porque andaba por la "G" y cien veces me chasquié al preguntar de a traición.

 

Se pasaba todo el día prometiendo malas notas y que en vez de la pelota estudiaran geometría.

Era mujer... y una mujer que sabía de un golcito de boleo...Por eso es que en el recreo los muchachos se reían...

 

Pero una vez se enfermó y mandaron la suplente que enseñaba diferente y hasta de "usted" nos trató;

y nosotros... ¡qué sé yo!...sería mejor maestra pero fieles a la nuestra declaramos el boicot.

 

Y cuando vino al grado después de la enfermedad nos pusimos a gritar que casi la desmayamos

y cuando vio tantas manos que la querían tocar de dulce se echó a llorar y nosotros la imitamos.

 

¡Pobre maestra mía! ¡Cómo estarás de vieja!...Revisame las orejas soy un chico todavía.

No sabés con que alegría quisiera volverte a ver no me vas a conocer pero entonces te diría:

 

Yo ocupaba el tercer banco al lado de la ventana el que abría las persianas cuando el sol no daba tanto.

El que se ahogaba de llanto el día en que te dejó y que nunca, nunca te olvidó y es por eso que te canto.

 

Vos sos esa dulce canción de la edad... de la edad que ya se fue, por eso vine otra vez para darte la lección:

pregúntame de a traición maestra del cuarto grado que cuanto me has enseñado lo llevo en el corazón.

 

“Radio Imperio FM,  la de mayor audiencia”

 


COMENTARIOS

Radio Online
Publicidad