Estaba todo encaminado para cerrar la noche con un improductivo empate que serviría nada más para ratificar la clasificación de Peñarol.

Pero a los 92’, Carlos Montiel realiza un despeje largo desde el área hacia la zona defensiva del Carbonero. Su pase fue extraordinariamente preciso.

Encontró a Luis Neri Caballero atento a la acción para recepcionar el pase, acomodar con el pecho y cruzar el disparo a la izquierda de Kevin Dawson.

El 2-1 lo dejó ahí con enormes chances de buscar el cupo a los Octavos de Final, las que no habrían sido posibles de empatar o en el peor de los casos perder.

Por lo realizado en grandes pasajes del encuentro, River tenía que coronar la noche con un marcador venturoso, porque mientras tuvo resto físico adoptó la postura natural de un equipo que juega de local y que necesita salir en busca de los puntos.

Esa actitud le valió incluso estar arriba en el score a los 9’ de la primera etapa, tras un cabezazo de Alex Garcete. Peñarol empató a los 53’ por medio de Agustín Álvarez y desde ahí perdió consistencia, aunque no la voluntad.

Siempre aproximó algún que otro intento. Tuvo un tiro libre que estrelló en el travesaño con Marcelo González y un cabezazo de Montiel frente al arco pero mal efectuado entre las opciones.

Hasta que al cierre tuvo esa última alternativa que la aprovechó de manera satisfactoria con Luis Neri, para que además de conservar las posibilidades clasificatorias le quite el invicto a su rival, que llegó a este lance habiendo ganado todos sus juegos anteriores.

Además la victoria adquiere notoriedad por tratarse de un grande de América, cinco veces campeón de la Libertadores y uno de los más tradicionales del continente.