Hace un poco más de 7 meses atrás, cuando aún se no iniciaba la campaña de vacunación anticovid, los índices de internados y fallecidos a causa del letal virus eran alarmantes, por ejemplo, el 12 de junio de 2021, más de 4.000 internados, 640 en UTI y 162 fallecidos, y por ende todos aguardaban ansiosos la llegada de las vacunas salvadoras. Nadie decía nada en contra de las vacunas, eran por sobre todas las cosas la única esperanza que todos teníamos para no tener que seguir lamentando la pérdida de seres queridos, eso sin contar el calvario que vivían miles de personas con pacientes internados que a diario requerían de costosos medicamentos, que no hace falta decirlo, resultaba imposible adquirirlos.
Cuando llegó el primer lote de vacunas rusas, una cantidad irrisoria de 4.000 dosis, todos manifestamos nuestra indignación, más que nada porque según había dicho el gobierno en su momento, ese ridículo lote de 4.000 era parte de un lote de 1.000.000 de dosis adquirida de la Unión Rusa, aunque saber que se compró no era para nada suficiente, era necesario que esas 996.000 dosis restantes lleguen al país.
Después de eso, llegó al país otro insignificante lote de 134.000 más o menos, de dosis de vacunas provenientes del mecanismo Covax, al que según el ahora tristemente célebre ministro de Salud, Julio Mazoleni, se le había comprado y pagado 4.000.000 de dosis.
A partir de allí, el país comenzó a vivir de la caridad de países que se solidarizaron con nuestra desgracia, la de tener un gobierno incompetente, incapaz y corrupto, recibiendo miles de dosis de donación con lo que se instalaron centros de vacunación en todo el país, y fue a partir de ese momento, de forma paralela, que aparecieron los “antivacunas” con su sarta de disparates pretendiendo amedrentar a la población, primero con la historia de que las vacunas no eran vacunas, que eran “chip´s” a través de los cuales iban a controlar nuestras vidas por el sistema satelital “5G”, que dicho sea de paso, hasta hoy el 99% de la población no sabe qué es ni cómo funciona.
A pesar de este tremendo disparate, la población, de acuerdo a la franja etaria, terminación de cédula y día asignado, comenzó a acudir masivamente, formando largas e interminables filas, a los centros de vacunación, hasta que, con luces y sobras, unos meses después, se redujeran en un 98% los casos positivos diarios, número de internados en salas de contingencia y UTI, y por sobre todo el número de muertes, llegando incluso a cero a finales de noviembre de 2021, señal clara, que la causa de tamaña reducción eran las vacunas, aún sin que se haya inmunizado al menos al 50% de la población.
Y ahora viene la peor parte, pues, según los genocidas antivacunas, ya no es el letal virus el que mata, sino las “vacunas asesinas”, solo que hay un gran detale a ser tenido en cuenta, hablan de miles y miles de muertes por causa de las vacunas pero en cambio no muestran pruebas, al menos en los hospitales y registros civiles no se reportan tantos fallecimientos, lo cual significa que no pasan de lo que realmente son, un grupo de genocidas, disparateros, amargados e impresentables, que si aún les sobra un poquito de dignidad, si es que alguna vez la tuvieron, no se vacunen y se queden callados.
Por último, si alguien puede responderme esta pregunta me callo y me vuelvo yo también antivacuna, ¿ si el coronavirus mataba diariamente a miles de personas en el mundo, para qué inventaron vacunas, que según éstos desubicados, matan tanto o más que el propio letal virus, o es que planearon un determinado número de muertes y no alcanzó la cifra deseada y por eso inventaron las “vacunas asesinas”?, pero por favor, déjense de joder.
Alejo A. Mendierta Ch.