REMINISCENCIAS: Cuando llegar a Asunción y otras ciudades era toda una odisea
2021-10-15
Hasta finales de los años 70 y principio de los 80 del siglo pasado, llegar desde Pedro Juan Caballero a Asunción, Concepción y otras ciudades del país era toda una odisea, con mayor razón en tiempos de lluvia que era cuando se accionaban las “odiosas barreras” que clausuraban la ruta.
REMINISCENCIAS: Cuando llegar a Asunción y otras ciudades era toda una odisea

De los 536 kilómetros que separaban a Pedro Juan Caballero de Asunción, apenas 136 contaban con capa asfáltica, el tramo de la Ruta Nº 2 “Mcal. Estigarribia” entre Asunción y Coronel Oviedo, desde allí,  un tramo de 400 kilómetros conformado por tres rutas, Nº 8, Nº 3 y Nº 5, era de tierra compactada que al paso de los vehículos levantaban una densa polvareda.

Partiendo de Pedro Juan Caballero para llegar a Concepción distante a 212 kilómetros, se debía tomar la Ruta Nº 5 “Gral. Bernardino Caballero”, llegando en condiciones climáticas favorables, en un mínimo de 3 horas o 2 horas 30 minutos a ritmo de carrera (rally). Los medios  de transporte de la época, empresa “Ciudad de Concepción”, la de mayor frecuencia, cubría el trayecto en 5 a 6 horas en el caso de los denominados Directo” y de 7 a 8 horas en los “Removidos” que iban parando a cada momento para alzar pasajeros.

El viaje a la capital del país era aún más cansador.  En automóviles o camionetas se llegaba como mínimo en 7 horas y en 5 o 6 horas a ritmo de carrera. Los medios de transporte, especialmente las empresas “Cerro Corá” (después Transporte Amambay), San Jorge y La Oventense, que tomaron la posta dejada por quebrada empresa “La Panamericana”, cubrían el trayecto de 536 kilómetros en 12 a 14 horas, partiendo de Pedro Juan Caballero a las 19:00 llegando a Coronel Oviedo, con los rostros irreconocibles de los pasajeros a causa del polvo, entre las 5:00 y 6:00 de la mañana del día siguiente, para luego de una parada de 40 minutos en un “Parador”, seguir viaje y llegar a Asunción entre las 7:00 a 9:00 horas. Es importante recordar, que en el trayecto de 400 kilómetros se debía pasar, en balsas, tres ríos, Ypané, Aguaray Guazú y Jejuí.

Las “clausuras”  

Lo peor y la verdadera odisea se producía en épocas de lluvia, pues en el trayecto de 400 kilómetros, para preservar el estado de las rutas, se contaba con muchas barreras que generaban las odiosas y tristemente célebres “clausuras” que en algunas ocasiones duraban varios días, en especial cuando los bares, restaurantes y pensiones se del lugar que trabajaban en “sociedad” con los guardabarreras, quedaban sin provisiones para seguir alimentando a quienes debían soportar penosas esperas, dormir y alimentarse mal, incluso no poder higienizarse en forma.

En estas condiciones, los viajes duraban, dependiendo del clima, de 1 día, con suerte, hasta 2, 4, 5 y a veces 10 días. No estaría demás recordar al menos un hecho positivo, y es que a raíz de la convivencia forzada en plena ruta, bajo lluvia y en el barro, se forjaron buenas amistades, como así también, el efecto Cupido, ya que también surgió el amor, que EN la mayoría de las veces, culminó en feliz matrimonio.

Los viajes de antaño era una verdadera odisea, y aunque en la época, para quienes les tocó vivirlos era todo un drama, hoy que todo resulta más fácil, sin polvo, sin clausuras y en corto tiempo de viaje, los momentos vividos llegan a sus memorias como un grato y lejano recuerdo ideal para compartir con sus hijos y nietos.

Radio Imperio 103.1 FM  

 



COMENTARIOS