No es ningún secreto para nadie que de un buen tiempo a esta parte, la ciudad se ha visto invadida de gente extraña proveniente del extranjero, sin que nadie sepa nada de ellas, y si alguien llegare a saber, prefiere emular a los 3 monitos, “ciego, sordo y mudo”, o poner en práctica el dicho, “en boca cerrada no entra mosca”.
Estamos como escribió Enrique Santos Discépolo en la década de los años 30, en su emblemático tango Cambalache, “en el mismo lodo, todos manoseados”, es decir, conviviendo con cualquier tipo de personas por la sencilla razón de que nuestra ciudad, se ha convertido en una cueva de delincuentes internacionales, que aparte de residir de forma ilegal, circulan libremente por la ciudad y cometen sus fechorías sin que nadie se atreva al menos llamarles la atención. Y como broche de oro, se creen, y lamentablemente ya lo son, dueños de nuestras vidas; son estas personas las que deciden quién vive y quién muere.
En cualquier país que se precie de serio, cualquier extranjero que desee radicarse en ese país, debe gestionar ante el Departamento de Migraciones su residencia legal, so pena de que sí así no lo hiciere, no podrá comprar ni mucho menos alquilar una casa o departamento para residir. Esto es una regla básica para cualquier país serio.
Actualmente en Pedro Juan Caballero, en cada cuadra, especialmente de los barrios periféricos, aunque también en los céntricos pero en menor medida, hay gente extraña residiendo, gente que nadie sabe de dónde vino, qué hace, a qué se dedica, es decir, el vecino no sabe quién o quiénes son sus vecinos, incluso él o la propietaria de la casa no debe saber a quién se la alquiló, total él o los inquilinos pagaron el alquiler seis meses o un año por adelantado, y en dólares, así que, el resto no importa.
¿Y la Policía?, bien gracias. La Policía que para prevenir que ocurran más muertes de gente inocente y no inocentes también, debería realizar un relevamiento completo, un censo, para saber quién o quiénes residen en cada una de las manzanas de los 15 barrios de la ciudad y las nuevas fracciones más alejadas, se limita apenas a realizar trabajos de control en las calles en horarios que únicamente transitan ciudadanos de bien, a bordo de motocicletas, que van o vienen de su lugar de trabajo, y cuando ocurren hechos criminales como los del sábado último, realizar procedimientos de levantamiento de cadáveres y culminar la participación con la tristemente célebre frase, “prosiguen las averiguaciones”, y de eso no pasa, mientras que gente indeseable continúa gozando de buena salud, y lo más triste de todo, de protección por parte de la,….. no hace falta decir de quiénes.
Si no se toman medidas preventivas y si de una vez por todas no se le expulsa a ilegales de nuestro territorio, aunque resulte doloroso admitirlo, seguiremos lamentando, como lo venimos haciendo desde hace varios años, la muerte de manera violenta de gente inocente.
Redacción Radio Imperio 103.1 FM
