Se cumplen 77 años de uno de los mayores genocidios perpetrado por los Estados Unidos de América
2022-08-05
Este sábado 6 de agosto se cumplen 77 años de uno de los mayores genocidios perpetrado por los Estados Unidos de América, un país que debido a su gran poderío económico se atribuye unilateralmente el derecho de inmiscuirse en los problemas internos de los países, latinoamericanos especialmente y hacer lo que se les antoje. Hace 77 años, devastó a dos inofensivas ciudades de Japón de la forma más inhumana y cobarde, propia de ellos, con dos potentes bombas atómicas.
Se cumplen 77 años de uno de los mayores genocidios perpetrado por los Estados Unidos de América

Triste para la memoria pacifista y la historia del mundo es el día 6 de agosto de 1945. A las 8:15 horas de ese día, un avión estadounidense lanzó sobre la ciudad japonesa de Hiroshima la primera bomba atómica usada directamente sobre población civil. Un mes antes, el 16 de julio, había estallado la primera en la historia de la humanidad, como parte de las pruebas de preparación de este devastador implemento bélico que los Estados Unidos de América (EUA) llevaban a cabo a la sombra del proyecto Manhattan en el desierto de Arizona, Nuevo México.

Del 17 de julio al 2 de agosto de 1945, tras la derrota nazi, cuando se reunieron en Postdam los representantes de los tres grandes países aliados vencedores, Harry S. Truman, presidente de EUA, ya sabía los efectos de su arma secreta y, pese a ello, insistió en condicionar a Japón para la rendición total; también se sabía que esto no iba a suceder en un pueblo heredero de la tradición Samurai. Se buscaba dar una inolvidable lección, por eso, el 9 de marzo de 1945 los estadounidenses habían destruido parte de Tokio con sus bombas de napalm M69, con un saldo de alrededor de 80 mil muertos y un número similar de heridos. Después de Postdam todo se precipitó, sólo los Estados Unidos conocían, y no completamente, la capacidad destructiva de armas como las bombas de fusión y fisión radioactiva.

Aquel 6 de agosto de 1945 la población de Hiroshima despertó dispuesta a desempeñar sus actividades como en cualquier día de esos tiempos de guerra. Un avión estadounidense sobrevolaba la zona y, antes de ser detectado, lanzó a "Little Boy" (pequeño muchacho), el nombre clave de la bomba atómica.

Con 4.4 toneladas y 64 kilos de uranio, detonó con una potencia de aproximadamente 16 kilotones de Trinitrotolueno (TNT) y, con una intensidad mayor a mil relámpagos, en un instante acabó con la vida de 70 mil personas. Los efectos secundarios permanecieron por años y aún están presentes. El avión era un B-29, el Enola Gay, y lo piloteaba el coronel Paul Tibbets. En la nave iban también el coronel Thomas W. Ferebee, experto en bombardeos, el capitán Theodore J. van Kink, copiloto, y el capitán Robert Lewis, oficial de tripulación.

El 8 de agosto de ese año, Stalin emprendió la invasión de Japón a través del territorio de Manchuria, conforme a los convenios de Postdam. Era una medida más de presión para obtener la rendición incondicional, y en esa estratagema se empleó un recurso que, ante los resultados del 6 de agosto, puede parecer incomprensible por atentar contra el derecho humano a la vida: el lanzamiento de la segunda bomba atómica el 9 de agosto de 1945 sobre la ciudad de Nagasaki.

Nadie conocía entonces los verdaderos efectos de las bombas atómicas, el envenenamiento por radiación. La destrucción de gran parte de Hiroshima y Nagasaki fue la evidencia inmediata, así como la muerte de alrededor de 200 mil personas por los efectos agudos de las explosiones muchas incineradas en un segundo. Hubo supervivientes, hay historias verdaderamente sorprendentes pero, además de graves quemaduras, quienes estuvieron cerca en ese momento desarrollaron cáncer. De acuerdo con la Fundación para la Investigación de Efectos de la Radiación, con sede en Hiroshima, es probable que esas personas con cáncer hayan sufrido una "redistribución cromosomática" –RET/PTC (Reordenación de Transformación/ Carcinomas de Tiroides Papilar–, siendo portadores de un gen propenso al cáncer, lo cual ha afectado a sus descendientes. Además, agua, aire y tierra se contaminaron con las secuelas radioactivas, enfermando por décadas a quienes bebían o se alimentaban con productos de la zona, un efecto similar al causado por la explosión del reactor nuclear soviético de Chernobyl..

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