Un primer informe de este instituto apuntó a una “baja probabilidad de víctimas y daño por el terremoto”, que se produjo a una profundidad de 10 kilómetros y no desencadenó alertas de tsunami.
Papúa Nueva Guinea se ubica en el llamado Anillo de Fuego del Pacífico, una zona de alta actividad sísmica y volcánica debido a la fricción de placas tectónicas.
Un terremoto de 7,5 en febrero de 2018 provocó desprendimientos de tierra, hundió casas y mató a al menos 125 personas.