Todas relacionadas al narcotráfico,  en las que resaltan el poder que tienen y los lujos que se pueden alcanzar a través del crimen.

En las que jóvenes, varones y mujeres se vuelven poderosos, vendiendo drogas, prostituyéndose y matando.

Es lo más paradójico que se constata todos los días, viendo los noticieros donde se cuestionan los niveles de violencia, descontrol y el preocupante índice de adicción que va en aumento en niños y adolescentes.

Luego llaman a una pausa donde pasan los avances de estas historias, en las que muestran  el resumen más fuerte de lo que será emitido ese día.

Si bien es cierto que estos programas son emitidos a partir del horario de “protección al menor”,  en el transcurso del día los avances muestran toda la violencia y el desenfreno que los niños no deberían ver.

Es cierto también, que si llegamos a altos niveles de violencia y criminalidad en nuestro país, no es por culpa de los canales de televisión, más de la corrupción y ausencia de Estado;  sin embargo es necesario reconocer,  que estos pasan el modelo de vida y los “tutoriales” de cómo es mejor y mas fácil ser criminal que patriota.

Si es real el cuestionamiento, se debería demostrar en la elección de programas que emiten.

No se puede decir “esto no es correcto” y enseñar luego “como hacer” lo que no se debe hacer.

Los medios de comunicación ejercen gran influencia en la población y deberían entender que con falsa moral y doble discurso no hay manera de aportar nada para sanear y construir esa sociedad que pregonan en los noticieros y que matan con su programación.

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