Una forma de extorsionar que estuvo muy de moda, y que lamentablemente tuvo muchas víctimas, era la del hijo, preferentemente, que ocasionó un accidente de tránsito con derivación fatal y que llamaba a su papá o algún familiar para pedirle una determinada suma de dinero a fin de “arreglar” con el “comisario” que también hablaba con la persona que debía proveer de inmediato el dinero antes de que “remita el caso a la Fiscalía”.
También estaba el ciudadano conocido y respetado, incluso alguna autoridad electa, que le llamaba a algún conocido para que le gire en concepoto de prestamo una suma de dinero, pues estaba llevando de urgencia un enfermo a Asunción y debido a un imprevisto se había quedado sin efectivo. A esto también se le debe agregar la inmensa cantidad de personas cuyos números telefónicos "salieron sorteados" con un televisor, una heladera, un automóvil, una moto, una casa etc., y que para reclamar el “premio” debían realizar cargas de saldo a un número de celular proveído por la “empresa”, y lo que es peor, muchos cayeron.
La industria del “secuestro exprés" también fue utilizada en un momento dado, aunque sin mayor éxito. Esta forma de extorsión consistía en llamar, por ejemplo, a la madre de alguna persona para decirle que tenían secuestrado a su hijo, y que tenía 15 o un poco más de minutos, para ir hasta un cajero automático y retirar X cantidad de dinero y realizar un giro. Para evitar que la persona extorsionada contacte con su hijo para cerciorarse de la veracidad del hecho o en su defecto llamar a la policía, le prohibían terminantemente cortar la llamada só pena de asesinar al “secuestrado”. Felizmente esta forma de extorsión no tuvo mucho éxito.
Después vino la forma de extorsionar que está nuevamente vigente, incluso en idioma portugués. La víctima de turno, recibe un mensaje de texto, incluso llamada, en donde la persona, siempre un hombre, le dice que fue contratado para asesinarlo, y que ahora que se enteró que se trata de una buena persona, se “arrepintió” de hacer el “trabajo”, pero que para regresar de donde vino debía pagar el pasaje, el hotel y otros gastos de traslado hasta la ciudad. Entonces, le solicita a la víctima la suma que gastó y a cambio de no asesinarla y le promete dar el nombre de quien “lo contrató” para asesinarlo.
Todo esto es una estafa perpetrada por reclusos de distintas cárceles del país en complicidad con gente que les apoya y les pasa información desde afuera, así que, a no caer en el juego e ignorar más que nada llamadas o mensajes de texto de este tipo.
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